l teléfono móvil se ha convertido en un omnipresente dentro del bolso y los bolsillos. Desde pequeños a ancianos, se perfila, actualmente, como una herramienta indispensable para el día a día. Su comodidad y accesibilidad ha hecho que mucha gente olvide aquellas estructuras llamadas cabinas de teléfono. Tanto es así, que en algunos Concellos de la comarca, aún habiéndolas, no saben dónde.
Cuntis es un buen ejemplo de ello. Tiene tres cabinas de la misma compañía, y ciertamente están cerca unas de otras, pero preguntando a los vecinos de la villa termal, a muchos les cuesta acertar con el número, olvidan alguna, o son incapaces de recordar en que punto exacto están. «Como agora todos temos móbil xa non mira un para elas», confiesa Manuel, vecino de la villa. «Teño 66 anos e xa fai moito que teño móbil, agora o meu neto tamén. Non che sabería dicir, a verdade, porque seguimos tendo cabinas, e se me dis que hai tres, aínda menos».
Al igual que en Pontevedra, la mayoría de las cabinas de teléfono no se usan para llamar estrictamente, y se encaran a la función de recargar los móviles de prepago. A diferencia de la capital, en el rural no están adaptadas a los nuevos tiempos y parecen objetos de un pasado prehistórico, conservando, en algún caso, la estructura de tres paredes y techo, aunque su interior esté obviamente desgastado y ruinoso.
Tampoco funcionan como soporte publicitario, cosa que sí se ha logrado en la ciudad. En la práctica suelen ejercer de resguardo improvisado de la lluvia mientras se espera el autobús, como en la única cabina del municipio de Barro, situada a pie de carretera en San Antoniño.
http://www.lavozdegalicia.es/m/noticia/pontevedra/cuntis/2016/06/01/cabinas-convierten-anecdota-rural/0003_201606P1C6992.htm
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